Te hablaba como si supieras, pero no sabías.
O no querías saber.
No querías perder lo más bello, decías.
Pero es irremediable perder las hojas.
Como irremediable es no perder el miedo.
Ese que te atenaza cuando piensas que, 
al menos, no quieres perder lo más tuyo.
Eso que, irremediablemente, ya perdiste
hace tiempo.
Si Tiresias era ciego y veía, 
¿por qué tú, que también eres ciega, no ves?


nuria p. serrano, ÍndigoHorizonte 2017, de trazos e imagen.

Entradas populares de este blog

Carta a Josefa, mi abuela, José Saramago

Para ser Grande, Ricardo Reis

Tras los temporales, Ivan Lins

Esperanza, Mário Quintana