Ruiseñor y autoabrazo
Era un día sencillo. Un día cualquiera. Un día de nubes, cigüeñas, ramas y ruiseñor pequeño. Era un día sencillo y, entre cenizas y azul, se oyó un leve balbuceo: « Dans ma maison qui n’est pas ma maison, tu viendras. » Era un día sencillo, un día cualquiera . Se oyó un leve suspiro y un murmullo en el viento. Tras un tenue forcejeo, una mirada perpleja hizo sonoro el silencio.y al fin pasó ella a través del espejo. Índigo Horizonte , de trazos e imagen.