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Mostrando entradas de febrero 11, 2017

Consuélenme tus besos, Antonio Gracia

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Si, además de escuchar el poema de Antonio Gracia , "Consuélenme tus besos", lo analizáramos, podríamos decir que hay una sucesión de miradas encadenadas: el amado contempla el mar, y este a su vez contempla a la amada (sea la amada lo que esta sea). El amado mira a la amada (o lo que el poeta diga que la amada es) que, desde otra orilla, mira al amado contemplándola. Pese a la lejanía que los separa, ella se regocija al ser mirada, y él, al mirarla, o eso parece decirnos el poeta.    ¿Pero quién es el amado y quién la amada? Quizá amado y amada sólo sean el amado en sí mismo -y en el mar- reflejados... O quizá el mar es espejo y reflejo de amado y amada (sean estos quienes sean, o quienes el poeta -o la lectora o lector- diga -o crea- que sean). Quizá el líquido esplendor que ambos contemplan para contemplar que se contemplan. ¿Pero quién contempla y quién es contemplado? Tal vez solo el deseo. O el deseo de ser deseado pues ¿qué es desear sino ser deseado y deseada?