Desierto, Al Berto - IH
Al perder la visión, decidí ser fotógrafo. Lo que me llevó a tomar esta decisión fue la cantidad de imágenes surgidas en mi mente (tras un prolongado periodo de oscuridad absoluta) . Primero, desenfocadas, sin contornos ni volumen; después, poco a poco, los elementos que las componían se fueron definiendo, y se volvieron reconocibles. Por fin pude ver lo que mi mente creaba; y, al menos que yo recordase, ninguna de las imágenes se parecía a las que, quizá, había visto antes de perder la visión. Decidí pedir ayuda a C.: le describía minuciosamente lo que pretendía fotografiar. Si era un paisaje, por ejemplo, le pedía que me encontrase uno en todo semejante a aquel descrito por mí. C. pasó a ser mis ojos. Pero C. no podía ver mi paisaje y yo jamás sabría si el que fotografiaba era igual —o parecido— al que yo deseaba fotografiar. Y si por casualidad describía el mismo paisaje a B. (y no a C.) pidiéndole que, enseguida, me describiera el que veía impreso en el papel, me percataba de que ...