Traducir, según la RAE, del latín traducere , es "hacer pasar de un lugar a otro". Sostienen algunos que traducir es imposible, y más aún en poesía: una labor condenada al fracaso, o a la traición, como otros afirman. En mi opinión, se equivocan ambos. Cierto que toda traducción es perfectible y no es sino una lectura y, por tanto, una interpretación. Cierto que la traducción de poesía es difícil y, a veces, inabarcable . Ahora bien, sin los puentes entre distintos idiomas, lenguajes y músicas, la comunicación sería aún más imposible de lo que ya es en sí misma. Y eso, para mí, también es así en la traducción de poesía. Hay pautas que permiten captar la música de otros . Y, en ocasiones, tenemos la dicha de verlas y plasmarlas con su nombre exacto . Pero, incluso cuando no lo logramos, el interés de una traducción digna de así llamarse -como el de la vida- no está tanto en la perfección, sino en su perpetua búsqueda. Y ahora ya os dejo con las palabras que, en 2015,...
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