Oda a la incomprensión, Jorge de Sena
Oda a la incomprensión De todas estas palabras, no quedará, bien lo sé, un eco que después de mi muerte las diga vagamente por mi boca. Todo cuanto soñé, cuanto pensé, sufrí o no soñé, o no pensé o apenas sufrí de no haber sufrido tanto como aterrado esperara- ningún eco habrá de otras canciones no dichas, guardadas en los corazones ajenos, palpitando, extrañas al hálito del poeta. No por mí. Por todo lo que para palpitar no encontró eco. Por todo lo que para palpitar quedó en silencio, inmóvil -y me duele como ausencia de música no tocada, no escuchada, ritmo suspendido, eminente, sentenciado, y me duele dolorosamente, amargamente, en la distancia del saber tan claro, de la visión tan lúcida que hace tanto asola el acompasado ardor, de las vibraciones de la sangre entre cuerpos cercanos. Hace tanto, amor, que te quise desde mi imperfección, desde mi crueldad, desde esta miseria de ser a intervalos la inmensa cumbre en que me arrebatas -mi pálpito de im