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Mostrando entradas de noviembre, 2012

Labios

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  (Puedes agrandar las imágenes haciendo clic en ellas) Allí donde la tierra se nutre de la intensidad de la diagonal que entre azules y amarillos la abraza y la limita. Allí donde la niebla transita y los cristales devoran cerezas para bailar su última danza de perlas y óleos sin margaritas. Allí donde lo inesperado dormita, aún reina ella: burlona; traviesa; juguetona; sagaz; ardiente como una primera piel; curva; ligera; suave; pegadiza. Con mansa insistencia se aproxima, entreverándose de sal, almizcle, saliva. Grácil se contonea y en su contagiosa levedad dúctil musita: ¡ ven ! Y en un frenesí de azules sibilantes se insinúa y me habita y hábil bordea la aridez de mis labios. Es ella, sí. Ella: la SONRISA. © Índigo , de trazos e imágenes.  ©  Patti Smith , de la canción enlazada. _______________ C on esta entrada concluyen mis 7 pinceladas para un autorretrato: Yo tenía una libélula en la

Oquedad y telares

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Cuando se astilla en mil y una orfandades y los añiles se anudan en ocres y oquedades, Ella, solo ella, la sacia, la asombra, la colma. Se yergue entonces entre cumbres y telares. Y deja que sus brazos la circunden, la azoren, la cerquen, la engalanen, la calmen, la sacien. Y la mudez vuela en humedad monótona hacia un vidrioso tapiz de hojarasca y mares. © Índigo , de trazos e  imágenes .

Entre barros

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Y fue senda. Y entre barros aprendió a saborear  las huellas  que otros  dejaban  en ella. © Índigo , de imagen y trazos.

Esperanza, Mário Quintana

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Allí muy en lo alto del duodécimo piso del Año vive una loca llamada Esperanza Y piensa ella que cuando todas las sirenas Todas las bocinas Todas las campanas suenen Se precipitará al vacío Y — ¡Oh, espléndido vuelo! Se la encontrarán milagrosa incólume en la calzada, Otra vez niña... Y el pueblo se acercará y preguntará: — ¿Cómo te llamas, chiquitina de ojos verdes? Y ella les dirá: (¡Es preciso repetirles todo de nuevo!) Ella les dirá bien despacito para que no lo olviden: — Me llamo ES-PE-RAN-ZA... TRAD.: IH 2012 ______________ IH, de las imágenes y de esta versión al castellano del poema de  Mário Quintana , que figura en " Nova Antologia Poética ", Editora Globo - São Paulo, 1998, pág. 118, y cuyo original puede leerse a continuación . Esperança Lá bem no alto do décimo segundo andar do Ano Vive uma louca chamada Esperança E ela pensa que quando todas as sirenas Todas as buzinas Todos os reco-recos tocarem Atira-se E —ó delicio

Seda

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Yo observaba y anotaba. De soslayo. Ella frenó su vehículo frente al portalón. Ella también observó: ausencia de amarillos, agua, sol. Yo lo anoté todo: ella detuvo su automóvil, abrió la ventanilla. Y empezó la conversación. Yo atenta las escuchaba. Luisa desgranaba la historia de la gatera; de los vecinos que la cercaban. Entonces llegué yo. De sal y cristal, impetuosa, húmeda, curva, aferrándome a una Luisa, desarmada, hilo de sombra y sol. En la ventana, un cartón; en la gatera, un pedazo de madera, y yo, ágil, sedosa, grácil, por la mejilla de Luisa, oyéndolas a las dos. nuria p. serrano , ÍndigoHorizonte-2012, de imágenes y trazos.

Puerta, poesía, gatos, sombra, sol

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Soy la sombra que abre la puerta, la sombra que se vierte entre amarillos: Luisa. Y esta vieja conocida es mi puerta, tan vetusta casi como yo.  Los vecinos murmuran al verme llegar todos los días, puntual a la cita, pero yo no me inmuto. Cuido a estos cinco gatos callejeros y ellos a la vieja puerta de la bodega. Y juntos, la puerta, los gatos y yo, sonreímos. Ellos saben que la puerta les cobija y yo los nutro y abrevo. Y ríen ellos. Y río yo. Y yo me asombro y miro la sombra en el portón, acicalado de sol, mientras ella toma fotos, sin acercarse demasiado, para no invadir este pequeño espacio infinito que sólo pertenece a la puerta, la poesía, los gatos, mi sombra y yo.       Índigo Horizonte 2012 , de imagen y trazos. 

Cal y costra

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Ya soy vieja.  Los años han ajado mis maderas.  Mi candado acumula algún que otro óxido  y algunas huellas. La cal que antes vestía mis bordes ya no se enjalbega.  La cubren grafitis en verdes y rojos,  descoloridos, añosos.  Mi piel se curte, se arquea.  Sin embargo, sigo viva, aunque muera.  Soy la costra de la puerta que abre la gatera  donde habitan mis gatos  y una sombra certera.  © Índigo, de imagen y trazos.

La familia pobre

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  Érase una vez una pobre familia que vivía en la calle. Esa pobre familia soñaba y rezaba todas las noches con tener riqueza. Sus noches eran frías y oscuras y pedían dinero por la calle, desesperados. Una noche rezando la familia por conseguir las riquezas apareció un hada dispuesta a concederles tres deseos que ellos decidieran. La familia hizo una reunión y, como eran cinco, decidieron que dos pedían un deseo; otros dos, otro, y el que quedaba, el último.  Lo que pasó es que la familia no pensó en que esa hada no podía cumplir todos los deseos que ellos pidieron porque eran diferentes a los que ella podía conceder. Cuando los tres deseos se pidieron, los comentaron otra vez y dijeron cuáles eran. El primero era tener riquezas; el segundo, vivir en una preciosa y grande casa y, por último, el tercero poder pagar el colegio de los niños. El hada se extrañó de oír aquellos deseos y les dio una nota diciendo que la noche siguiente se cumplirían -o no- sus deseos. La noche de