Azul cobalto
El agua cambia la dirección de la luz y distorsiona el objeto que transparenta. Las flores necesitan crepitar, sentir el viento, la lluvia, la hierba entre las raíces, el sol abrasando los pétalos. Luz distinta en cada instante. Frenesí. Tempestad. Y después de pintar los pétalos, abrirlos a la noche cobalto. Poner plumas a los pájaros para que vuelen lejanos. Luego, la esperanza: tocar la arcilla y hundir los pies en el barro. María sabía que nunca le fallaría. Ya desde la niñez, aunque corriese hacia la lluvia, en ese pasillo largo, el responso, siempre el responso, aun callado. El nido: casi 93 años. Y un libro blanco con tres líneas. María sabía. Cuando dibujo, no estoy. Solo siento. No peso. Es como la vida: ulular, olor y satisfacción, morir y renacer. Me gusta sentir el viento. Y oler a tierra mojada. La tierra es roja. El aire es azul como el agua. La tierra tiene todo. Todo es tierra. Tierra y agua. Somos tierra. Eso somos. Y luz. Pero nuestros ojos mienten. Solo podemos per...