nuria p. serrano, ÍndigoHorizonte 2017 , de las imágenes. LA MIRADA Sólo cuando la mirada se abre al par de lo visible se hace una aurora. Y se detiene entonces, aunque no perdure y sólo sea fugitivamente, sin apenas duración, pues que crea así el instante. El instante que es al par indeleblemente uno y duradero. La unidad, pues, entre el instante fugitivo e inasible y lo que perdura. El instante que alcanza no ser fugitivo yéndose. Inasible. El instante que ya no está bajo la amenaza de ser cosa ni concepto. Guardado, escondido en su oscuridad, en la oscuridad propia, puede llegar a ser concepción, el instante de concebir, no siempre inadvertido. Y así, la mirada, recogida en su oscuridad paradójicamente, saltando sobre una aporía, se abre y abre a su vez, "a la imagen y semejanza", una especie de, circulación. La mirada recorre, abre el círculo de la aurora que sólo se dio en un punto, que se muestra como...
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Habito un lugar de tránsito. Circulo entre puentes y meandros. El frío seco y árido me hiela las manos. Me detengo: la luz baña los campos. Por la rotonda cercana, los coches van pasando. Alguien camina del otro lado. Oigo el trino breve de algún pájaro. A lo lejos, ladridos y carámbanos. Avanzo despacio. El sol de invierno vigila mis pasos. nuria p. serrano, ÍndigoHorizonte 2017 , de los trazos.