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Mostrando entradas de abril, 2020
Verano austral
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Al culminar el año, al tronco enhiesto del cactus, del mescal de su sangre tres flores le brotaron. A cada flor, su aroma; a cada espino, su ramo. Mientras, la dama rosa, desde su balcón mirando, se pregunta si sus pétalos tendrán el rubor añorado: ¿serán savia, serán sangre, serán terciopelo blanco? Y el cactus la mira alto y desde su embriaguez serena parece decir callando: solo las sombras saben con qué luz se hace el brocado.
25 de abril, Sophia de Mello Breyner Andresen
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25 de abril siempre 25 DE ABRIL Esta es la madrugada que yo esperaba El día inicial entero y limpio En que emergimos de la noche y del silencio y libres habitamos la sustancia del tiempo ÍndigoHorizonte-2014 (Nuria Pérez Serrano), de las imágenes y de la traducción del poema de Sophia de Mello Breyner Andresen , cuyo original, 25 de abril , se puede leer en: O nome das Coisas – Editorial Caminho – 4ª edición, ISBN: 972-21-1603-7 . Gabriel Fernández Ramos de la edición de este vídeo realizado con algunas fotos mías y otras extraídas de la red. Música: Zeca Afonso. Grândola, Vila Morena .
Feliz día del libro...
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y de la rosa, azul, por supuesto. L a vida rara vez es como la programamos. Pero, la programemos o no, para mí, gran parte de la vida está en la naturaleza y en los libros. Hace tres semanas, creí que mi anciana perra Lula, de casi 13 años, estaba a punto de partir y, no obstante, aún sigue aquí. Hace una semana, Alpie, su hija, de 9 años, se marchó repentinamente. Un desalmado la atropelló con una furgoneta, pasando dos veces por encima de ella, sin detenerse siquiera... Afortunadamente, en el lugar donde falleció también había dos seres almados que me ayudaron a organizarme para llevar a la perra a la veterinaria y confirmar lo que, desde el principio, fue obvio. Quien ha tenido perra sabe lo que es perder a una compañera así. Quien no la ha tenido puede imaginarse lo que es perder a un ser muy querido. Pero a toda cumbre afilada, su plácida llanura. Por eso, hoy quiero celebrar con vosotros la naturaleza y los libros con la página web que, a modo de...
Juegos y cántico
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Cuando las veo jugar, cuando me demoro, observándolas. Cuando percibo sus juegos, a veces rudos, intensos, Cuando las veo jugando con el gozo de jugar, de abandonarse al juego, Cuando las veo mordiéndose con el tiento de no dañar, hincándole el diente al juego, mordiendo el lóbulo del gozo, y de la calma, al mirar, juntas ambas, sin más. Entonces, pese al cántico de las mil y una sirenas, el viaje a Ítaca parece jugar a la eternidad. Índigo, de imágenes y trazos.
Sovente il sole, Vivaldi
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Índigo Horizonte, de la imagen. A Alpie, in memoriam. Te vas en una maleta azul... dorada, locuela y leve como siempre. Si abres los oídos, puedes oler el mar: Sovente il sole risplende in cielo più bello e vago se oscura nube giá l'offuscò E il mar tranquillo quasi senza onda talor si scorge, si ria procella pria lo turbò.
La rêveuse y la montaña mágica
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Si abres los ojos, puedes oír la montaña: Al borde del sueño, en la cima adivinada , me ves. Revelas fotografías. Hablas y parece que mientes. Callas y parece que olvidas. En la infinita cumbre efímera escuchas el agua. Y el hielo. Pero escuchar no basta y ya solo de tus pestañas oyes ecos. Dices cuanto sabes y sientes. Y quedas sin alma, sin habla , balbuciendo. Debes aprender a callar. El fuego cuando se revela no se sabe revelar. Crees adivinar pero adivinar no basta. ¡Si tan solo supieras adivinar y callar! Mas nada temas. Persevera: también tú serás efímera infinita. Y sabrás. Índigo Horizonte, de trazos e imagen ( reedición ).
Esperanza, Mário Quintana
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Allí muy en lo alto del duodécimo piso del Año vive una loca llamada Esperanza Y piensa ella que cuando todas las sirenas todas las bocinas todas las campanas suenen se lanzará a l vacío y ¡Oh, espléndido vuelo! se la encontrarán milagrosa incólume en la calzada, otra vez niña... Y la gente se arremolinará a su alrededor y le preguntará: — ¿Y tú, cómo te llamas, chiquitina de ojos verdes? Y ella les dirá, (¡Y tener que repetirles todo de nuevo!) , ella les dirá muy despacito pa ra que no lo olviden: — Me llamo ES-PE-RAN-ZA... Índigo Horizonte, de traducción ( reedición ) e imagen. Poema original de Mário Quintana .