Feliz día del libro...



y de la rosa, azul, por supuesto.


La vida rara vez es como la programamos. Pero, la programemos o no, para mí, gran parte de la vida está en la naturaleza y en los libros. 

Hace tres semanas, creí que mi anciana perra Lula, de casi 13 años, estaba a punto de partir y, no obstante, aún sigue aquí. Hace una semana, Alpie, su hija, de 9 años, se marchó repentinamente. Un desalmado la atropelló con una furgoneta, pasando dos veces por encima de ella, sin detenerse siquiera... Afortunadamente, en el lugar donde falleció también había dos seres almados que me ayudaron a organizarme para llevar a la perra a la veterinaria y confirmar lo que, desde el principio, fue obvio. Quien ha tenido perra sabe lo que es perder a una compañera así. Quien no la ha tenido puede imaginarse lo que es perder a un ser muy querido. 

Pero a toda cumbre afilada, su plácida llanura. Por eso, hoy quiero celebrar con vosotros la naturaleza y los libros con la página web que, a modo de último homenaje, hice en los días en que, erróneamente, creí partiría mi Liebe (leído "libe", en alemán, es decir: querida) Lula, y que ahora dedico también a la pequeña gran Alpie, mi querida locuela que “se fue, como llegó, con energía”.


Cuando tiempo y espacio parecen detenerse, es aún más tiempo de reflexionar y detenerse a leer y a vivir por dentro, con la libertad y el discernimiento que siempre dan la naturaleza y los libros. Con ese anhelo y con todo mi cariño para vosotros y vuestros seres queridos en estos tiempos de necesaria resiliencia que bien nos muestran la importancia de la sanidad y la educación públicas y del apoyo a la cultura, os deseo un muy feliz día del libro. Sigamos viviendo. Sigamos leyendo porque la lectura es un activismo, una vocación de bondad. Por eso hoy, como elogio de esa bondad, os recomiendo un libro: El niño azul. Y me despido de vosotros con algo que bien saben nuestras pequeñas grandes sabias: Todo, todo, todo está en los libros


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