Pespunte de amapolas y lujuria


En el desván su inteligencia
se hilvanaba de amapolas
y lujuria,
anclándose en jadeos
en sus senos.

Y el horizonte pespunteaba,
en sus ávidas caderas,
en sus labios pulposos,
en sus manos abiertas,
en sus gráciles piernas,
una curva intensa
de febril arrojo,
colores sedientos,
y fragante cadencia.

Y, a la sazón, deseosa,
se incendiaba
en sus cimientos.
Y anhelante lamía
sus labios
con sus versos.

Índigo, de trazos e imagen, dedicados a Taty  y a la pasión: en una palabra: a Taty, en agradecimiento.

Martirio y Javier Ruibal de la Flor de Estambul enlazada en  versos y pasión, y basada en la música de la 1ère Gnosienne de Erik Satie.

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