Jaula dorada, IH 2010
En su momento, esta fue segunda entrada de este blog. En este caso, se trata de un escrito de 2008 que quedó guardado en un cajón hasta abrir Índigo Horizonte e incluirlo en él en 2010. Por la que un día fue inmediatez de los blogs, fiel reflejo de la celeridad atropellada del mundo actual, y por la cada vez menor vigencia del mundo bloguero, no solíamos -ni solemos- ver que una entrada en un blog no siempre está relacionada con una vivencia directa y reciente sino, en ocasiones, con experiencias o búsquedas mucho más lejanas que, en su momento, se revelaron en trazos, imágenes, sensaciones, música y silencio.
Ausencia de mí
en esta jaula dorada.
Hastío de barrotes
que hasta mi ausencia sujetan.
Sed de mares y olas.
Y ese perpetuo vaivén
a un adoquín atado.
Viento que me roza
y no me toca.
Un águila atada
sobrevuela
mi cabeza.
Fotografía y trazos: Índigo Horizonte 2010. Primera edición de la entrada: Índigo Horizonte 2010. Reedición: Índigo Horizonte 2024.
Bonsoir ma belle,
ResponderEliminarJe suis sincèrement émue et touchée par ton geste! C'est vraiment adorable! Je te remercie sincèrement pour tant de délicatesse!!
Je te souhaite une douce nuit et des très jolis rêves
Muy bellos versos, con esa tristeza de sentirse en cautiverio, sin poder alzar el vuelo, aunque la jaula sea de oro, siempre se ansía la libertad.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Besos.
¿Por qué será que me gustan tus versos, tus traducciones y ese juego con las palabras? Ese adoquín atado que nos pesa a todos en algún momento y el frío de esos barrotes que puedo sentir...Precioso.Un abrazo de mar, amplio y con horizonte siempre para ti
ResponderEliminarEsa intención que habita en lo más hondo, en lo más profundo, choca con la imposibilidad que ofrece un viento raso que no ayuda a los pulmones a llenarse, a respirar, ese debe ser el empeño. Ese águila debe elevar el vuelo y romper los cielos en mil pedazos para que de nuevo el sol nos muestre su sonrisa amplia. Un abrazo enorme
ResponderEliminarEse vuelta al viento
ResponderEliminarque todo, en fin, apacigua y posa
si una densa reja no aprisiona...
**la levedad. es purísima levedad**
Bss
Qué calma volver a leerte y seguir tus trazos. La misma que empezamos todos a disfrutar cuando abriste este espacio en el que es inevitable pasar,ponerse cómodo y soñar. Las jaulas son terribles y las de oro aún más. Gracias por volver, amiga.Un abrazo
ResponderEliminarFelicisimo de tu vuelta, echaba en falta asomarme a esta ventana.
ResponderEliminarUn abrazo,Nuria.
Hermos poema para esa jaula de oro, aunque el cautivo sólo valora su libertad. Acorde con la foto. Abrazos.
ResponderEliminarMe alegro de volver a leerte Nuria...y espero que el viento te llegue y te roce ;)
ResponderEliminarVolveré en unos día a casa.
Besos.
Vivir en una jaula que nos proporciona seguridad y cierta perspectiva de comodidad, es una jaula igual. Cuando se nace ave con alas ágiles para volar horizontes y buscar las sales del mar, es aún más doloroso.
ResponderEliminar¡Qué bueno es el regreso de amigos que aportan con su visión y belleza al mundo blogger!. Tú, eres uno de esos seres mágicos y nobles.
Besos y abrazos siempre.
Me alegro de que lo pubicases y sobre todo que lo hayas vuelto a traer pues asi me has dado oportunidad de leerlo.
ResponderEliminarUn abrazo.