Allée André Breton y Facteur Cheval



Nosotros los pájaros que tú cautivas siempre desde lo alto de estos miradores
Y que noche a noche no somos sino una rama florida y tus hombros para los brazos de tu carretilla bien amada
Que nos desasimos más vivos que las centellas de tu muñeca
Nosotros somos los suspiros de la estatua de cristal que se yergue cuando el hombre duerme
Y unas brechas brillantes se abren en su lecho
Brechas por las que poder percibir ciervos con cuernos de coral en un claro del bosque
Y mujeres desnudas en lo más profundo de una mina
Te acuerdas tú te levantabas y luego descendías del tren
Sin una mirada para la locomotora presa de las inmensas raíces barométricas
Que se queja en la selva virgen de todas sus calderas laceradas
Sus chimeneas humeando jacintos y agitadas por serpientes azules
Nosotros te precedíamos entonces bajo las plantas sujetas a metamorfosis
Y noche a noche hacíamos signos que el hombre puede descubrir
Mientras su casa se desmorona y él se turba ante los efectos dominó singulares
Que busca su lecho con los pasillos y la escalera
La escalera se ramifica indefinidamente
Lleva a una puerta de heno que de repente desemboca en una plaza pública
Dorsos de cisnes hacen de ala abierta para el pasamanos
Se retuerce sobre sí misma como si fuera a morderse
Pero ante nuestros pasos se contenta con abrir sus escalones como cajones
Cajones de pan cajones de vino cajones de jabón cajones de espejo cajones de escalera
Cajones de carne con empuñadura de cabellos
En esta hora en que miles de patos de Vaucanson atusan sus plumas
Sin girarte, tomabas la paleta con la que moldear los senos
Te sonreíamos tú nos tomabas por el talle
Y adoptábamos las actitudes de tu gozo
Inmóviles bajo nuestros párpados para siempre, como a la mujer le gusta ver al hombre
Después de haber hecho el amor.


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Índigo (nuria p.serrano), de las imágenes y de esta versión al castellano del poema Facteur Cheval, de André Breton.


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