Marta Agudo, in memoriam

 




SECUENCIA

2.

Me llamo Marta, me llaman Marta y me persigue el idioma en que se expresa el moribundo. No reconozco sus grafías, pero siento que el techo se acerca. Un microscopio y un millón de cuerpos que crecen y caen, sucumben y se alzan entre antenas prodigiosas. No por mucho madrugar soñarás más certidumbres. Mi lengua no alcanza a nombrar el salitre de los cielos... 

11.

... Pero sujeto y verbo de nada sirven para mi boca antigua. No basta con saber el orden de los términos. Empujón de grietas, acógeme y silba los acordes de cada jornada sobreviviente; los sonidos para edificar la mañana en que tenga que enfrentarme a un rostro sin gestos, presencia nueva, y reescribir las junturas dúctiles, larvarias de cada ficción.

 

CODA

IV

La incomunicación, el sigilo del tiempo o la sordina de la 

    experiencia. El nadie o la clave de todas las cerraduras.

    Pero la vida se derramaba por los lados y no se

    supo nunca por cuántas leyes de Newton o círculos

    de Galileo se dirimió que el hombre observaría su

    alrededor, por cuántos pronósticos de Kepler admitió

    que habría de morir, por cuántos barrotes salados el

    renacer anónimo de tanta vitalidad...

                       Diálogo con la serie fotográfica "Altas soledades"

                                                                     de Cano Erhardt

 

    NINGÚN libro debería llevar epílogo. Pese a ello, escribo sólo unas palabras para engarzar la idea de sacrificio con la entrega de los catorce jóvenes que Teseo, reencarnado en su mito, debe entregar anualmente al minotauro. No pensaba yo aquí en ceremonias rituales sangrientas, sino en una gran sima azul donde se produce la paulatina permuta. Me viene a la cabeza el movimiento en ambas direcciones: personas ofreciendo sus manos para poder nacer y personas nuevamente empujadas por Asterión al agua que  emerge con la ruptura del glaciar. Alimento o simple recreo. Una imagen que contiene toda vida y su daño, toda la pérdida y el placer del soplo. Comisura y patera.

 

Transparencia fue,

                 marco sin puerta,

                 quicio que busca

                                el germen que lo colme

                                    y encienda

                                            su argamasa derrotada.

 

Argamasa celeste,

                no irradies más espacio

                                a la conciencia.

 

      Marta Agudo. Poemas incluidos en 28010, 2011, Historial, 2017, Sacrificio, 2021, Fragmento, 2003-2022.

 

 


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