Volátil


Y volaba el agua entre tus manos con alas de libélula.
Fluían hacia mis alas tus olas, tus músculos, tu ofrenda.
Se agarraban tus dedos a la senda más ardua de mis venas.
Y aun aterecida me embebía el éter de tus dedos clavándose
en la sutil profundidad volátil de mis vaporosas sendas.

Índigo, de trazos e imagen.

Entradas populares de este blog

Carta a Josefa, mi abuela, José Saramago

Los verdaderos poemas son incendios, Vicente Huidobro

Para ser Grande, Ricardo Reis

25 de abril, Sophia de Mello Breyner Andresen

Esperanza, Mário Quintana

Los verdaderos poetas son de repente, Gonzalo Rojas