Tempo de libélula - I



Segadoras, decían ellas.
Caballitos del diablo, decían ellos.
Y ella, ajena, como agua sin forma, 
en el aire se cimbrea.

Entradas populares de este blog

Carta a Josefa, mi abuela, José Saramago

Los verdaderos poemas son incendios, Vicente Huidobro

Respuesta, José Hierro

Para ser Grande, Ricardo Reis

Obsesión del Mar Océano, Mário Quintana