Queima-te


XXX

Te quema la memoria de la noche anterior

al hablar, te quema la sal

de la boca que primero te mordió,

 después te besó.

 

No tienes espacio para morir

al albor, no tienes sino un hueco

donde esconder las lágrimas,

una rama seca para espantar las moscas.

 

El oficio del alma es desaprender.

Los animales son la maravilla,

sin memoria de haber sido hermanos

del lucero del alba.


Tal vez ya apagado o en ruinas.


Eugénio de Andrade, del original en portugués.

IH, de título de entrada, versión en castellano e imagen.

 

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