Vetusto espliego


Toda la noche desnuda
recorro tu cuerpo abrupto,
mordiendo hasta el deseo.

Vierto la copa de la ausencia
Y me yergo, embriagada
por tu aroma de espliego.

Y rompo en mil pedazos tus recelos,
derrochándome, sedienta y golosa,
entre tu nariz y tus cabellos.

Y llueven destellos, centelleos.
Y se resquebrajan, lentos,
los espejos.

Y se turban de lluviosa luz
las hojas verdes
del deseo.

Índigo, de trazos e imagen.

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