Seda






Yo observaba y anotaba. De soslayo. Ella frenó su vehículo frente al portalón. Ella también observó: ausencia de amarillos, agua, sol.

Yo lo anoté todo: ella detuvo su automóvil, abrió la ventanilla. Y empezó la conversación. Yo atenta las escuchaba. Luisa desgranaba la historia de la gatera; de los vecinos que la cercaban.

Entonces llegué yo. De sal y cristal, impetuosa, húmeda, curva, aferrándome a una Luisa, desarmada, hilo de sombra y sol. En la ventana, un cartón; en la gatera, un pedazo de madera, y yo, ágil, sedosa, grácil, por la mejilla de Luisa, oyéndolas a las dos.




nuria p. serrano, ÍndigoHorizonte-2012, de imágenes y trazos.

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