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Carta a Josefa, mi abuela, José Saramago
En este mundo en que vivimos la carta que Saramago escribió a su abuela en 1968 me parece de plena actualidad y un buen punto de partida para una reflexión sosegada y profunda. Por eso, la he traducido al castellano y os la ofrezco a continuación. José Saramago publicó l a crónica Carta a Josefa, mi abuela en el periódico A Capital , de Lisboa, en 1968 . Años más tarde, se publicó en el libro Deste mundo e do outro . Ojalá su lectura aquí o allí os hable con palabras que sean vuestras. Texto original en portugués: José Saramago. ÍndigoHorizonte 25-08-2017 : autoría de la imagen , la introducción y la traducción al castellano del texto original de José Saramago . Reedición de la entrada: 03-02-2024 Tienes noventa años. Estás mayor y dolorida. Me cuentas que fuiste la joven más bella de tu época — y yo te creo. No sabes leer. Tienes las manos hinchadas y deformes, los pies maltrechos. Sobre la cabeza llevaste tone...
El pensador. Y las hormigas
Sospiro
Que ningún otro pensamiento me doliese, Herberto Helder
Herberto Helder (1930-2015), in memoriam que ningún otro pensamiento me doliese ninguna imagen profunda: noche erguida hasta la postrera estrella clavada entre mis ojos ciegos © Índigo-2015 (nuria p.serrano) de la imagen y la traducción de este poema de © Herberto Helder , cuyo original, q ue nenhum outro pensamento me doesse, se puede leer en portugués en: A morte sem mestre . Porto Editora, mayo 2014. ISBN: 978-972-0-04668-0.
Cómo se hace el poema, Nuno Júdice
Cómo se hace el poema, Nuno Júdice Para hablar del mejor modo de hacer un poema, la retórica no sirve. Se trata de algo simple, que no precisa de retóricas ni fórmulas. Se toma una flor, por ejemplo, pero que no sea de esas flores que crecen en medio del campo, ni de las que se venden en tiendas ni mercados. Es una flor de sílabas, en que los pétalos son las vocales y el tallo una consonante. Se pone en el jarro de la estrofa y se deja estar. Para que no muera, basta el pedazo de primavera en el agua que va a buscar la imaginación en un día de lluvia, o el que entra por la ventana cuando el aire fresco de la mañana llena el cuarto de azul. Entonces, la flor se confunde con el poema, pero todavía no es el poema. Para que nazca, la flor precisa encontrar colores más naturales de los que la naturaleza le dio. Pueden ser los colores de tu rostro –su blancura, cuando el sol se vierte en ti – , o el fondo de tus ojos en que todos los colores de la vida se confunden c...
Una imagen extraordinária y un procesado aún mejor!
ResponderEliminarUn abrazo Núria
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ResponderEliminarUna belleza de fotografía que me perdí en su día, y que ahora disfruto.
Un beso Nuria.
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La Mirada Ausente · & · Cristal Rasgado
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