Al borde del sueño, en la cima adivinada, me ves. Revelas fotografías. Hablas y parece que mientes. Callas y parece que olvidas. En la infinita cumbre efímera escuchas el agua. Y el hielo. Pero escuchar no basta y ya solo de tus pestañas oyes ecos. Dices cuanto sabes y sientes. Y quedas sin alma, sin habla, balbuciendo. Debes aprender a callar. El fuego cuando se revela no se sabe revelar. Crees adivinar, pero adivinar no basta. ¡Si tan solo supieses adivinar y callar! Mas nada temas. Persevera: también tú serás efímera infinita. Y sabrás.
nuria p. serrano, ÍndigoHorizonte 2018, de trazos e imagen.
Si escuchar es más que oír porque implica intención por parte del sujeto; lo que leo es como una protesta envuelta de belleza, arropada con tus finos trazos.
ResponderEliminar¡Lo que deben guardar las montañas!
Abrazos.
Cuando la belleza nos rodea y hablo de la simple belleza del mundo. dejamos lo efímero para disfrutar de la plenitud que nos ofrece el mundo... la naturaleza es una de ellas. Un abrazo
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