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Carta a Josefa, mi abuela, José Saramago
En este mundo en que vivimos la carta que Saramago escribió a su abuela en 1968 me parece de plena actualidad y un buen punto de partida para una reflexión sosegada y profunda. Por eso, la he traducido al castellano y os la ofrezco a continuación. José Saramago publicó l a crónica Carta a Josefa, mi abuela en el periódico A Capital , de Lisboa, en 1968 . Años más tarde, se publicó en el libro Deste Mundo e do Outro . Ojalá su lectura os hable con palabras que sean vuestras. Texto original: José Saramago. ÍndigoHorizonte 25-08-2017, de la imagen, la introducción y la traducción . Reedición: 03-02-2024 Tienes noventa años. Estás mayor y dolorida. Me cuentas que fuiste la joven más bella de tu época — y yo te creo. No sabes leer. Tienes las manos hinchadas y deformes, los pies maltrechos. Sobre la cabeza llevaste toneladas de paja y leña, baldes llenos de agua. Viste salir el sol todos los días. Con todo el pan que amasaste se podría haber hecho un banquet
Para ser Grande, Ricardo Reis
Para ser grande , sé entero: nada Tuyo exageres ni excluyas. Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres En lo mínimo que hagas. Así en cada lago la luna toda Brilla, porque alta vive. © Índigo, de las imágenes, y de esta versión al castellano del poema de Ricardo Reis, que figura a continuación en portugués, tal como se lee en la tumba de Pessoa, en los Jerónimos, Lisboa. A Carla y a Sérgio, por ser grandes, por ser enteros, y a Carla, por ser Wild, por ser Sweet .
Poesía y gateras
Hay austeridades y austeridades y ventanas y gateras. Curioso el modo en que, cuando una puerta se cierra, pueden abrirse un mundo nuevo. Mezclo hoy sensaciones mías, y ajenas. Cuando un jueves cualquiera te levantas con un cúmulo de tareas, de pronto, algo te ayuda a sonreír, de nuevo. Un escaparate de una nueva librería y Rilke, en el centro. Y las alegrías viejas se hacen nuevas. Pero los tiempos no permitían grandes lujos y ya era uno saborear la poesía en mayúsculas, desde lejos. Unas semanas más tarde, volví a pasar por la puerta de esa librería y allí estaba el libro Paul Auster, Poesía completa , en traducción y prólogo de Jordi Doce . Esta vez, puse límites a las limitaciones de esta crisis impuesta desde fuera y, también, desde dentro y, que me perdone Rilke, entré en la librería con Auster en la cabeza. Pregunté por el precio del libro, casi como una estrategia para ocultar mi alegría, o para tener más tiempo de saborearla. Ya no sé bien. No presté mucha a
En el vórtice
Dime tu nombre ahora que perdí, Maria do Rosário Pedreira
Dime tu nombre ahora que perdí casi todo, un nombre puede ser el principio de algo. Escríbelo en mi mano Como tus dedos – como el polvo se inscribe, desazonado, en los caminos y los lobos manchan el manto de la nieve con las señales de su hambre. Susúrramelo al oído. Como si trasladaras las palabras de un libro hacia otros adentros - así conquista el viento el tímpano de las cuevas y entra la calidez del verano en la casa fría. Y, antes de partir, pósalo en mis labios lentamente. Es un poema azucarado que se derrite en la boca y arde como la primera menta de la infancia. Nadie olvida un cuerpo que tuvo entre sus brazos un segundo – un nombre sí. _____________ Índigo (nuria p.serrano) de la imagen y de esta versión de un poema en portugués de Maria do Rosário Pedreira , cuyo enlace podéis seguir para acceder a su blog.