Cuello de faro y alas de nácar
Tenías alas
en el azul de tus ojos.
Varadas las alas.
Se alzaban tus ojos.
Tu cuello de faro.
Tus alas de nácar.
Me acerqué.
Me dejaste.
Un poco más.
Cada vez más.
Me incliné.
Tenías tus ojos en tus alas.
Tus ojos, rápidos, me escrutaban.
Varado y altivo, alzabas tus alas.
Me acerqué aún más.
Toqué tus alas.
Y sentí tu pico cortante.
Afilado, me apartabas.
No hablaste pero lo supe.
Varado sí, ayuda, no.
Me alejé.
Sólo un poco.
Sólo un poco.
Tenía dos pequeñas heridas,
que aún hoy me recuerdan tus alas.
Tus ojos de alas.
Tus ojos de azul.
El mar.
El mar.
Volví a acercarme.
Dejé que la cámara te mirara.
Guardé la distancia exigida.
Me marché.
Pero me traje tu azul, tu pico, tus olas
y tus alas de nácar.
y tus alas de nácar.
Índigo, de imágenes y trazos.
Querida amiga:
ResponderEliminarLo interpreto de dos forma, dejemos la metafórica para los sentidos, que yo sé, que vas más allá de lo literal. Dejemos las imágenes obvias que lo sensorial se guarda, para los que sabemos cruzar las puertas de las palabras...Besitos mi Índigo, los azules siempre estarán a tu lado, así como intento estarlo yo.
índigo,
ResponderEliminaragora... postaste teus auto-retratos, sim? :) uma ave deslumbrante em sua integração na natureza, a serenidade. como conseguiste o presente desses instantes? belos!
grande abraço!
beijinho
Las alas de nácar, el azul de todo este misterio.
ResponderEliminarAbrz.
Una preciosa secuencia acompañada de una bonita cascada poética de cuello largo, posiblemente te trajiste los últimos instantes de una vida. Un abrazo.
ResponderEliminarEntre las fotos y tus palabras se enlazan tus sentires, ese vibrar de un corazón sensible, y llega hasta esta orilla a veces más lejana que nunca.
ResponderEliminarBienvenida Indigo, sabes que te esperé?
Saludos.